sábado, 9 de abril de 2011

LOS MONJES SABIOS

En aquellos tiempos vivía en China un grupo de monjes conocidos con el nombre de Sabios de la Túnica color Ciruela. Convertirse en un Sabio de la Túnica color Ciruela exigía una gran disciplina. Para los aspirantes el camino era difícil y duro, los días ingratos y las noches largas. El monasterio de los Sabios de la Túnica color Ciruela estaba en las montañas, al noroes­te de Lo-Yang, la capital de entonces, muchos siglos antes de nuestra Era. Los sabios, que eran treinta y tres, el mismo número de las energías de la Tierra, caminaban recorriendo China desde un solsticio de invierno hasta el siguiente. Dondequiera que se detuvie­sen al azar de su camino se les acogía con respeto y alegría; la llegada de un sabio repre­sentaba buena suerte para un pueblo. Todos los habitantes interrumpían sus actividades para re­unirse a su alrededor en el pozo central. El sabio tomaba asiento en el brocal del pozo y, según las circunstancias, impartía enseñanza o hacía que le contasen las dificultades del mo­mento. Si alguien decía: «El año ha sido duro, la cosecha de arroz mala», el sabio no respondía nada, pero su modo de escuchar era de tal calidad que aportaba esperanza y consuelo. Uno de esos sabios recorría hacía años el país. Un día se detuvo en el pueblo de Ling Ding. Después de algunas preguntas relativas al emperador, al tifón que había asolado las costas, al hambre del Sur, alguien le preguntó: «¿Qué significa este pueblo? ¿Por qué estamos aquí y no en otro sitio?» El sabio paseó la mirada lentamente sobre los reunidos y dijo: «Aunque no lo sepa, cada indivi­duo se encuentra limitado por el nacimiento, por la educación o por su propia satisfacción. Cada uno de vosotros está limitado de una forma u otra». Sorprendida, la gente intercambiaba miradas entre sí. Incluso se oyeron algunos murmullos. Finalmente, un hombre se adelantó hacia el sa­bio y afirmó: «Yo no me considero limitado. Tengo todo lo que quiero». Entonces el sabio sonrió. «La limitación se encuentra a veces incluso en el hecho de no sentirse limitado».

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