domingo, 3 de abril de 2011

"BUEN KARMA ENTRE LAS SIERRAS"

" Un ejemplo de cómo aplicar las enseñanzas del budismo".
-Vos tenés a tus compañeros de trabajo. Tal vez uno de ellos, cuando llega en la mañana, te habla mal. Siempre habrá una persona que uno siente que lo perturba. Con el correr del tiempo se genera una aversión hacia ella hasta considerarla enemiga. Si algo me pasa en la oficina, es culpa de fulano. En realidad esa persona es nuestro maestro. Te preguntarás: ¿cómo puede ser mi maestro? Lo es, porque ese individuo es el único que te permite practicar la paciencia. Si lo agarro del cuello, no aprendí nada.
-¿Cómo se logra ese estado?
-Primero tenemos que aprender a eliminar los venenos de la mente para ir logrando mayores niveles de felicidad. Esos venenos son el orgullo, los celos, el apego, la aversión, la ignorancia, la rabia. En la medida en que los sacamos, nuestras posibilidades de felicidad son mayores. O, por el contrario, si se incrementan, los niveles de sufrimiento son altos. Se debe eliminar el karma y los venenos de la mente. 
-¿Qué es el karma?
-Es la ley de causa y efecto. Por ejemplo: si yo te pego ¿qué voy a recibir? Posiblemente otro golpe. O al menos no voy a recibir un beso. Si tiro una piedra en el agua se van formando ondas concéntricas que van llegando a la orilla. Cuando lo hacen, vuelven al centro. Lo que pasa es que tardan en llegar a la orilla y más aún hacia el centro. Cuando se tiene un pensamiento, una palabra o una acción negativa o positiva, después eso vuelve a uno. Como pasó tiempo no lo percibimos. Hoy me insultás y te vas. No nos vemos más y pasan 10 años. De pronto algo sucede. Y te preguntás: ¿por qué me pasa esto a mí? Son ondas que vuelven al centro, hacia quien emitió la energía. Uno tiene que ser cuidadoso y tomar conciencia de lo que hacemos, decidimos y pensamos. A veces se dice; ¿por qué no se muere ese hombre? Como no se es un asesino, no lo va a matar, pero la energía que liberó es igual a que si lo hubiera hecho.
-A veces lo que se piensa viene sin que se llame.
-Claro, viene porque no analizamos nuestros niveles de pensamiento. En la medida que se está atento a la mente, se cambia el patrón de conducta. El tema es que los humanos no tomamos conciencia de que eso es así.
-¿Cómo se toma conciencia?
-Contemplando y meditando, que van de la mano como las alas de un pájaro. Contemplación es analizar algo de forma consciente. Meditar es descansar la mente en su propia esencia. Eso es no hacer nada, lo que no significa ir a la cama a dormir. Es simplemente dejar que descanse en esa esencia, pero poniendo atención a que no surjan pensamientos. Si vienen, hay que identificarlos y no involucrarse. 
¿Podría ejemplificar?
-En la meditación pueden aparecer pensamientos del tipo: tengo que pagar la luz. Si uno lo identifica pero no se involucra, está bien. Ahora, si piensa en los $ 5.000 de luz, entonces se involucra. No estoy meditando, sino siguiendo el curso de los pensamientos. Se debe estar en estado consciente (despierto) con todos los sentidos atentos, pero sin involucrarse. Y por supuesto: chequear la mente, cosa que los occidentales normalmente no hacemos porque vivimos bombardeados por pensamientos.
-¿Cuáles son las enseñanzas de Buda que más le retumban?
-Hacer el bien. Uno practica con el objetivo de ayudar a otros seres a que también alcancen la iluminación. De nada me sirve llegar a ser feliz y ver el sufrimiento al lado mío. Esa posición autocentrada y egoísta conduce a más sufrimiento. 
PEMA GOMPO (CLAUDIO). Coordinador y residente del Monasterio, oriundo de Argentina, quien encontró en Aguas Blancas su lugar en el mundo.
La distancia es corta, apenas 100 kilómetros de Montevideo en dirección a Minas. Sobre el lado derecho, y un par de kilómetros después de doblar por la Ruta 81, se observa una construcción sobre una sierra. Es pequeña, apenas apreciable para quienes saben a dónde se dirigen. Ocho kilómetros más adelante un cartel advierte: Monasterio Chagdud Sengue Dzong, Centro de Budismo Tibetano Vajrayana. 

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