Estamos amargados porque no somos lo que deberíamos ser. Todo el mundo está amargado porque todos sienten que sus vidas no son lo que deberían ser; si esto es lo único que hay, no vale la pena. Debe de haber algo más, y a menos que encontremos ese algo más no podremos desprendernos de nuestra amargura. A consecuencia de esta amargura surge la rabia, la envidia, la violencia, el odio…. Y cualquier tipo de negatividad. Estamos quejándonos constantemente, pero la verdadera queja se encuentra escondida en el fondo de nuestro ser. Es una queja contra la existencia; ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Porqué estoy aquí?. No sucede nada. ¿Por qué me obligan a estar vivo si no sucede nada?. El tiempo pasa y en nuestra vida no hay felicidad. Esto provoca “amargura”. La amargura es un estado de ignorancia. Tienes que superarlo, tienes que aprender a tomar conciencia, porque éste es el puente que te permitirá superarlo. Y el mismo intento de superación es una revolución. En cuanto superas todas las quejas, todos los "noes", surge un inmenso Sí—nada más que Sí, Sí, Sí--, HAY UNA HERMOSA FRAGANCIA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario