sábado, 3 de diciembre de 2011

Un alto al estrés , Analice las situaciones que le estresan. Acepte aquellas que no pueda cambiar, evite las que sea posible, modifíquelas o adapte su respuesta.

Desde la década de 1930 se habla del estrés como una reacción biológica en respuesta a experiencias desagradables. Hoy, la vida moderna es fuente de diversas situaciones que pueden causar estrés hasta en los niños.

El individuo puede sentirse estresado por corto tiempo, pero se puede volver algo crónico por problemas financieros, en el trabajo, y en las relaciones personales.

Dolores de cabeza, de hombros, espalda o cuello, rechinar los dientes, fatiga crónica, insomnio, disfunción sexual, malestar estomacal, ritmo cardiaco elevado o irregular, y aumento en el uso de tabaco y alcohol son algunas señales de alarma por sobrecarga de estrés, de acuerdo con la Clínica Mayo.

En el ámbito laboral, según la Organización Mundial de la Salud, el estrés afecta negativamente a la salud psicológica y física de los trabajadores, y a la eficacia de las entidades para las que trabajan. “Un nivel de presión que el trabajador considere aceptable puede mantenerlo alerta, motivado y en condiciones de trabajar y aprender, según los recursos de que disponga y de sus características personales. El estrés aparece cuando esa presión se hace excesiva o difícil de controlar”.

DESGASTE EMOCIONAL 

En el trabajo, el estrés crónico puede conducir a un desgaste emocional, también llamado desgaste profesional o síndrome del “quemado”. Algunas personas son más propensas a tener estallidos emocionales por desgaste en su relación con otras personas o en el trabajo. Generalmente, son aquellas que comenzaron a ejercer su profesión con mucho entusiasmo y entrega al servicio de los demás.
“Son altruistas, perfeccionistas y muy responsables. Llegan a su trabajo antes de la hora de entrada, se quedan tiempo extra y quieren que los receptores de su servicio se sientan complacidos, pero la realidad puede implicar ausencia de reconocimiento por su labor, bajo salario, disputas con jefes y compañeros, y no contar con los recursos necesarios para cumplir adecuadamente su labor, lo que hace que la persona se frustre, se estrese y se desgaste”, explica Elisa Bósquez, psicóloga voluntaria de la fundación Piero Rafael Martínez de la Hoz.
Este cuadro es más común en quienes trabajan en contacto directo con gente en situaciones problemáticas, y se ha descrito en médicos, enfermeras, maestros, abogados, psicólogos, voluntarios y policías.
Según la psicóloga, las técnicas de relajación y el entrenamiento en el manejo del tiempo, del estrés, en la resolución de problemas y la negociación interpersonal, pueden ser efectivas para tratar un bajo nivel de desgaste emocional. Pero si el problema es más serio, se recurre al uso de fármacos y psicoterapia. “La mejor estrategia es la prevención”, destaca la especialista.

PARA MANEJAR EL ESTRÉS

La Clínica Mayo recomienda analizar las situaciones que le estresan y aplicar cuatro estrategias: aceptarlas, evitarlas, alterarlas o adaptar su respuesta. Al identificar los detonantes de su estrés, modifique las cosas que pueda cambiar y acepte aquellas que son imposibles de cambiar. Practique la respiración profunda, relaje sus músculos y cambie su actitud hacia una más positiva.
Hacer ejercicio, practicar un hobby, ser voluntario en alguna actividad, rezar, meditar y aprender a delegar tareas, son otras medidas.
Si una situación, como un divorcio, la pérdida del empleo, una enfermedad o la muerte de alguien cercano, le hacen sentirse deprimido o muy angustiado, consulte a su médico o a un profesional de salud mental, que podrá recomendarle un tratamiento adecuado a su caso

TAMARA DEL MORAL
tdelmoral@prensa.com

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