La presencia del Budismo en las sociedades occidentales es cada vez más palpable. Casi todas las grandes capitales europeas y en el continente americano cuentan con uno o varios centros de meditación budista de una u otra escuela. A menudo, en una misma ciudad, conviven escuelas budistas que históricamente nunca han coincidido en ciudades de países orientales. Aunque esto es así, ¿qué percepción tiene el ciudadano medio del Budismo? Obviamente, la tradición budista sigue siendo considerada un producto exótico muy distante aún del conocimiento y de las preocupaciones de la mayor parte de los occidentales. Ello no debe extrañarnos pues apenas si hace cincuenta años que los primeros maestros budistas orientales comenzaron a llegar a nuestros países.
Aunque hoy día la información circula a la vertiginosa velocidad de la fibra óptica y de la transmisión por satélite, la ínter fecundación religiosa y cultural necesita tiempo. Por el momento, algunos actores y actrices, escritores, personajes del espectáculo, del cine, de la música se confiesan públicamente budistas o influenciados por el budismo. Esto ha aportado al budismo una cierta popularidad, lo ha dotado de glamour y le ha dado una cierta carta de credibilidad frente a la opinión pública.
¿Será el budismo una moda pasajera en Occidente? ¿Cuál será la situación dentro de uno o dos siglos? ¿Quedarán los budistas occidentales denostados y pasados de moda dentro de cincuenta años como actualmente lo están los hippies?
Ya veremos. El Buda Sakiamuni dijo: “Si quieres conocer el futuro, observa el presente, pues en el presente se encuentran las semillas que florecerán en el futuro”.
Dokushô Villalba, maestro budista zen
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