- Mira, Govinda, ésta es una de las cuestiones que he descubierto: la sabiduría no es comunicable. La sabiduría que un erudito intenta comunicar, siempre suena a simpleza - dijo Siddharta.
- ¿Bromeas? - inquirió Govinda.
- No. Digo lo que he encontrado. El saber es comunicable, pero la sabiduría no. No se la puede hallar, pero se la puede vivir, nos sostiene: pero nunca se la puede explicar ni enseñar. Esto es lo que ya de joven pretendía, y lo que me apartó de los profesores.
He encontrado otra idea que tú, Govinda, seguramente tomarás por broma o chifladura, pero, en realidad se trata de mi mejor pensamiento. Es éste: ¡Lo contrario a cada verdad es igual de auténtico! O sea: una verdad sólo se puede pronunciar y expresar con palabras si es unilateral. Y unilateral es todo lo que se puede expresar con pensamientos y declarar con palabras, todo lo unilateral, todo lo mediocre, todo lo que carece de integridad, de redondez, de unidad.
Cuando el venerable Buda enseñaba el mundo por medio de palabras, lo tenía que dividir en samsara y nirvana, en ilusión y verdad, en sufrimiento y redención. No es posible otra forma para el que desea enseñar. No obstante, el mundo mismo, lo que existe a nuestro alrededor y en nuestro propio interior, nunca es unilateral. Jamás un hombre o un hecho es del todo samsara o del todo nirvana, nunca un ser es completamente santo o pecador. Nos parece que es así porque nos hacemos la ilusión de que el tiempo es algo real. Y el tiempo no es real, Govinda, lo he experimentado muchas veces. Y si el tiempo no es real, tampoco el lapso que parece existir entre el mundo y la eternidad.
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