sábado, 26 de febrero de 2011

LA MENTIRA



El ser humano es el único animal capaz de engañarse a sí mismo. En los animales, el engaño suele estar asociado a un mecanismo genético de selección natural, en el sentido de que los más propensos a engañar a sus víctimas y/o a sus depredadores, o simplemente a sus competidores, tienen más chance de sobrevivir. ¿Por qué el ser humano se autoengaña?

Un ejemplo de este mecanismo de autoengaño, o de elaboración de “engaño creativo”, se evidencia en encuestas en las que se pregunta a los participantes el número de relaciones sexuales que han tenido en su vida. Normalmente, los hombres tienden a inflar la realidad, de dos a cuatro veces más que las mujeres. Esto ya no es cuestión de autodefensa, o de supervivencia… ¿o sí?

En una reciente encuesta de la Universidad de Michigan, dirigida por el psicólogo Norman R. Brown, midiendo las respuestas de 2.065 personas sexualmente activas rondando los 40 años de edad, las mujeres declararon unas 8,6 parejas sexuales. La cifra para los hombres fue de 31,9. Obviamente, alguien está siendo muy creativo. Luego, al discutir sus respuestas, casi el 10 por ciento admitió que no había sido honesto del todo. Aquí, según ciertos expertos, hay que agregar el fenómeno de los que “mienten acerca de sus mentiras”.

Muchos investigadores consideran que éste fenómeno está ligado a la autoestima. Cuando las personas sienten amenazada su autoestima, tienden a recurrir a la mentira, y los extrovertidos mienten más que los introvertidos, según diversos estudios. En términos de género, aunque hombres y mujeres mienten en proporciones similares, la investigación existente demuestra que los hombres lo hacen más para dar una mejor impresión de sí mismos (“Estoy hecho un toro”), mientras que las mujeres tienden a mentir para hacer a la otra persona sentirse mejor (“El tamaño no importa”).

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