La sabiduría intuitiva zen o "prajna" permite penetrar en el carácter relativo de todo lo que parece ofrecer una solución o constituir una realidad segura. El ojo del prajna percibe y piensa que la posición humana no es sino persecución de fines que desencadenan otros fines, un deseo de objetos a los que la fuga del tiempo vuelve tan insustancial como el viento.
La vida del hombre es una trampa fatal en la que el propio hombre es el predador y la propia presa al mismo tiempo. La toma de conciencia de la calidad de esta trampa fatal acontece cuando se produce una maduración y se asiste a una rotación en lo más profundo de nuestra conciencia.
La trampa fatal consiste en la creación de artificios, ideales, ambiciones y actos auto-propiciatorios, siempre superfluos.
El zen propone vivir "espontáneamente" pero sin buscar intencionadamente esa "espontaneidad". El zen también propone que cada cosa sea libre para ser lo que es, sin disociarse del mundo y sin esforzarlo en ordenarlo.
La vida del hombre es una trampa fatal en la que el propio hombre es el predador y la propia presa al mismo tiempo. La toma de conciencia de la calidad de esta trampa fatal acontece cuando se produce una maduración y se asiste a una rotación en lo más profundo de nuestra conciencia.
La trampa fatal consiste en la creación de artificios, ideales, ambiciones y actos auto-propiciatorios, siempre superfluos.
El zen propone vivir "espontáneamente" pero sin buscar intencionadamente esa "espontaneidad". El zen también propone que cada cosa sea libre para ser lo que es, sin disociarse del mundo y sin esforzarlo en ordenarlo.
-------------------------------------------------------
"EL CAMINO ES LA META"
Chögyam Trungpa Rínpoché (1939--1987) |
Maestro del budismo tibetano
No hay comentarios:
Publicar un comentario