domingo, 26 de junio de 2011

Lo Relativo y lo Absoluto , Hakuun Yasutani Roshi.


Todos, conscientes de ello o no, buscamos la felicidad. Algunos la creen material, otros espiritual y otros creen que no existe, aunque cada acción de su vida lleve implícita esa búsqueda.
Sentimos que hay algo que nos falta y vamos deambulando por la vida buscando esa cosa, esa persona, esa actividad que creemos nos traerá la felicidad perfecta e infinita. ¡Nunca estamos conformes! ¡Y qué vamos a estarlo, hombre!, si no hemos comprendido que lo que estamos persiguiendo en nuestro exterior... ¡está en nosotros mismos!. ¡Pero que difícil!... Y a la vez, qué fácil.
¡Pero que tercos somos! ¡No queremos aprender! Porque no queremos que esa naturaleza enferma por la ignorancia sane, ni imaginamos que existe un estado saludable, perfecto y feliz. No nos imaginamos  que existe esa Naturaleza Búdica que es común a todos; que nos une en un solo espíritu y nos da vida a todos de una misma sustancia: el amor. El amor fue el responsable de las sanaciones de Jesucristo, y el amor sigue y seguirá siendo responsable de ello. Ese ‘amor-compasivo’ que ve la verdad, está seguro de ella y con su sustancia infinita armoniza el error. El amor es sustancia, la sustancia verdadera...
El Maestro Zen Bankei ha dicho: "Toda confusión consiste en círculos viciosos de error por el hecho de utilizar pensamientos... Si te despegas de los pensamientos no hay confusión, asi no hay causa ni efecto. No habiendo causa ni efecto no existe en dar vueltas en torno a rutinas. Mientras tengas pensamientos se producen buenos y malos efectos, y cuando haces mal se producen malas causas y malos efectos. Cuando te has armonizado con el conocimiento sutil, no existen causas ni efectos, nacimiento ni muerte..."























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