La Entrada en el Refugio
En un árbol hay flores, hojas, ramas, tronco y raíces. En la Vía del Zen también. Antes de entrar en la corriente sólo veíamos las flores, las hojas y las ramas del Zen. Entramos en la corriente porque nos damos cuenta de que estas hojas, flores y ramas están sustentadas por un tronco, y este tronco se yergue sobre la tierra gracias a la fuerza de sus raíces. Al darnos cuenta de esto surge naturalmente el deseo de entroncarnos y de enraizarnos en la Vía del Zen.
El Zen se convierte en nuestra Vía.
La Vía espiritual que queremos recorrer.
Y para guiarnos en nuestro recorrido aparecen tres estrellas:
El Buda, el Dharma y la Sangha.
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