miércoles, 19 de enero de 2011

Karma es una palabra, que significaba "acción"





Esta cuestión del karma ha sido objeto de gran
preocupación por parte de los filósofos, tanto en
oriente como en occidente. Una teoría occidental dice
que cuando nacemos, nuestras vidas son como una hoja
de papel en blanco. A partir de allí, cada vida se
desarrolla como resultado de su entorno y de las
fuerzas que actúan en él -parientes, amigos, sociedad,
cultura dominante, etc.
La ley de causa y efecto es exacta. Podemos llegar a
escapar de las leyes de la sociedad, pero no hay escape
de la ley de la causalidad, que está marcada
indeleblemente en nuestras vidas. Pero a pesar de que
es estricta, no podemos decir que sea injusta.
Cada pensamiento, palabra y obra es una causa que crea
un efecto. A un nivel simple, si vamos a trabajar, nos
pagarán, si hacemos ejercicios, estaremos fuertes. Por
lo tanto, el budismo enseña que el destino no es
arbitrario, ni es impuesto por una fuerza sobrenatural,
sino que nosotros lo creamos en cada instante.
La doctrina del karma tiene una gran implicancia: no
podemos culpar a nadie más por nuestro sufrimiento.
Claro que esto no significa que los demás no cuentan;
ellos tendrán la recompensa por sus propias acciones.
Lo importante es que nuestro sufrimiento proviene de
nuestro interior, no del exterior. A pesar de que esto
parece estricto, de hecho es en extremo liberador.
Después de todo, no podemos cambiar a la otra gente.
Mejor dicho, la única manera de cambiar a otras
personas es cambiar la manera en que nos relacionamos
con ellas, cambiándonos primero a nosotros mismos.

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"EL CAMINO ES LA META"
Chögyam Trungpa Rínpoché (1939--1987)
 Maestro del budismo tibetano   

 













 

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