La
autoaceptación o hecho de aceptarse a uno mismo de manera plena,
con sus cualidades y carencias, es algo
imprescindible a la hora de poder desarrollar una autoestima
equilibrada. Aceptarse no siempre es una tarea fácil. Existen multitud de
aspectos de nuestro
físico, nuestra personalidad o nuestro pasado que nos negamos a considerar
o intentamos ocultarnos a nosotros mismos y a los demás.
Aceptarse a uno mismo no significa conformarse y
convertirse en un ser pasivo. Al contrario, a la hora de realizar cambios en
las partes de nuestra persona que no nos gusten, es necesario que aceptemos en
un primer momento de forma realista esas carencias.
La tarea de aprender a aceptarse
requiere afrontar nuestros
sentimientos, combatir
nuestros miedos, aceptar
nuestro físico y aprender a convivir con los aspectos que
no podamos modificar. Conseguirlo hará que nos sintamos más seguros de
nosotros mismos, que afrontemos la vida de forma más realista y que podamos
utilizar en mejorar la energía que antes utilizábamos para esconder nuestros
límites a nosotros mismos y a los demás.