Hay motivos
para formular esa pregunta, pues parece que, en el hombre, la vida está en inevitable
conflicto consigo misma. Para ser felices, debemos poseer lo que no está a
nuestro alcance. La naturaleza ha hecho que el hombre conciba deseos imposibles
de satisfacer. Para beber más plenamente de la fuente del placer, le ha
proporcionado capacidades que le hacen susceptibles al dolor. La naturaleza nos
ha dado el poder de controlar un poco el futuro…lo cual pagamos con la
frustración de saber que al final saldremos derrotados. Naturalmente, no
queremos pensar que esto sea cierto. Pero sería fácil mostrar que la mayor
parte de los razonamientos para refutarlos no son más que espejismos…, el
método que tiene la naturaleza de evitar el suicidio, de modo que la idiotez
pueda continuar. Razonar, pues, no es suficiente. Debemos profundizar más.
Debemos examinar esta vida, esta naturaleza, que se ha hecho consciente en
nuestro interior, y descubrir si en verdad está en conflicto consigo misma, si
desea realmente la seguridad y la ausencia de dolor que sus formas individuales
nunca pueden disfrutar.
“La
sabiduría de la inseguridad”. Alan
Watts