sábado, 4 de febrero de 2012

"EL HOMBRE MODERNO"

Unas seis semanas de estímulos sensoriales de hace seiscientos años equivalen a la cantidad que hoy nos llega en un solo día. Recibir en un solo día seis semanas de estímulos e información implica una presión para aprender y adaptarse cuarenta veces más grande. El hombre moderno debe tener una capacidad de aprendizaje mayor de la que haya tenido nunca, pues ahora hay más para aprender. “Es un gran desafío”.

Si este desafío es aceptado, contribuye en gran medida al desarrollo de la conciencia. Uno puede decir que el hombre moderno se vuelve completamente neurótico o que la gran presión lo transforma, de acuerdo con el punto de vista que uno asuma. Una cosa es segura; “no hay forma de volver atrás”.

En el pasado, el hombre vivía en un mundo prácticamente estático. Todo estaba inmóvil. Cada uno debía dejar el mundo tal como su padre lo había dejado, sin modificarlo en absoluto. Como nada cambiaba,  en la mente había espacios vacíos, que ayudaban a la gente a mantener la cordura, ahora ya no hay espacios vacíos, salvo que uno los cree en forma deliberada.

¿Cómo aflojar esta presión?. Es necesario entrar deliberadamente en momentos de meditación. Si una persona no medita al menos una hora por día, su neurosis no será accidental, sino generalizada por  ella misma.

Deberá aislarse por medio de la meditación, esto lo rejuvenecerá y lo refrescará, liberará nuevas fuentes de energía en su interior. El hombre volverá a estar en el mundo, más juvenil, más fresco y con nueva capacidad de aprendizaje, con más asombro en sus ojos y con más respeto en su interior.

Osho,  profesor de filosofía (11 de diciembre de 1931 - 19 de enero de 1990)